Archivo mensual: diciembre 2012

365 ramas y 1 brote

31 de diciembre de 2012 (366/366)


De la serie «Placeres inmediatos»

Todo lo que comienza, termina; es inevitable.
365 ramas y 1 brote cierra sus ventanas despues de un largo año de publicaciones.

Gracias a mis musas Mara y Ana; y a mi familia y amigos que llenan mi sillón vacio…


365 ramas y 1 brote

30 de diciembre de 2012 (365/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

– ¿Qué quieres que piense?
si cuando pienso que pienso
no estoy pensando, sólo actuando…

– ¿Y que sientes por él?

– No lo sé, tengo un candado en el alma.

©Texto: Ariana Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

29 de diciembre de 2012 (364/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Solo el aire peina mi pelo.
Solo el aire me acompaña en mí caminar.
Solo el aire me susurra al oído.
Solo el aire me trae lejanos recuerdos.
Solo el aire se lleva mis pensamientos.
Solo el aire juega conmigo.
Solo el aire me abraza.
Solo el aire.

©Texto: Cruz Santos
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

28 de diciembre de 2012 (363/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

¡No quiero ir por la vida, besando a los muchachos!

©Texto: Ariana Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

27 de diciembre de 2012 (362/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

La lluvia nos ha hecho entrar en casa a todos,
menos a ti.
Lagrima plantada en el jardín prohibido,
hecha de muchas lagrimas
sobre unos ojos que siempre miran al cielo.

©Texto: Oscar Plazola
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

26 de diciembre de 2012 (361/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Destino en espiral
ahogo al negar la evidencia,
desvanecerse en los sentidos,
tropezar de 25 formas distintas,
hasta hallar la luz.

©Texto: Natacha Martínez
©Fotografía: Javier Linares


Nuevos talentos

 

Ana Linares 5 años 02Ana Linares

 

AnaLinares03Ana Linares

 

Alejandro Romero 15 años 01Alejandro Romero

 

AnaLinares02

Ana Linares

 

Alejandro Romero 15 años 02Alejandro Romero

 


365 ramas y 1 brote

25 de diciembre de 2012 (360/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Regreso al sitio señalado,
a tu rostro, a tu ausencia con la que pacté una alianza.
Aguardo, rito antiguo, pero el atardecer ha caído
y la noche prepara su desembarco.
Una pausa levanta polvo en mi corazón,
el pensamiento cae al abismo
se acumulan las palabras dormidas
y sostengo el tiempo como un vaso en la mano.
La esperanza se apaga,
te llamo con la voz cada vez más débil.

©Texto: Oscar Plazola
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

24 de diciembre de 2012 (359/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

El equilibrio ha muerto.

©Texto: Ángel Arias
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

23 de diciembre de 2012 (358/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Pertenecemos a una voz que no volverá a nombrarnos,
al verso que no escribimos,
al epitafio que nunca tendremos.

©Texto: Oscar Plazola
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

22 de diciembre de 2012 (357/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Por un momento dejamos de existir
en los sitios donde nos recuerdan
o donde nos olvidan.
Esperamos entonces un lugar en las palabras
o una caricia donde podamos tomar algo nuestro
para encender la oscuridad
y señalar el sitio donde habita el beso
que nos reconoce y nos copia
en todos los modos del amanecer.
¡Oh! amiga, amante.

©Texto: Oscar Plazola
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

21 de diciembre de 2012 (356/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

La lluvia siempre me pareció algo mágico…
De pequeña me sentía atraída por los charcos. Me arriesgaba a la bronca que me esperaba al llegar a casa con tal de vivir la sensación de caminar en ellos. No chapoteaba. Simplemente hundía mis pies poco a poco esperando que no tuvieran fondo y me llevaran sumergida en ellos a otro mundo imaginario y submarino que atravesara la tierra de uno al otro lado. Al final siempre tocaba fondo. Entonces cerraba los ojos y sentía el frío a través de mis botas, el agua que a veces traspasaba y que yo soñaba que me llenaba de poderes extraordinarios y que después de ese rato me volvería invencible. Normalmente me costaba un resfriado, y los calcetines colgados puestos a secar.
Ya no me meto en los charcos desde entonces, pero a veces no los evito. Camino decidida, esta vez sabiendo que no me hundiré y con la sonrisa agradecida por la fuerza invencible que ellos sin saber me suministraron.

©Texto: Mili Quijano
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

20 de diciembre de 2012 (355/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Gritaré hasta que el silencio muerda el polvo,
mientras el cielo piensa una tormenta
y el corazón arregla sus nubes.
Cuando la tarde como mano se pose en mi hombro,
para no mirar, gritaré.

©Texto: Oscar Plazola
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

19 de diciembre de 2012 (354/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Palpar el calor desde lo externo,
con la añoranza de lo vivido
y la certeza
de no volverlo a entrever.

©Texto: Natacha Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

18 de diciembre de 2012 (353/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

La más importante misión de los niños es jugar, sin objetivo, solo jugar. La mejor lección que les podríamos enseñar es que está en su mano ser adultos felices, tan felices como se sienten ellos cuando juegan.
Tomarse la vida como un juego y tiempo en la vida para jugar. Dejarlo todo y dedicar un instante a que se olvide el reloj, la prisa, la obligación. Dejar fluir la imaginación como hacen ellos, como cuando éramos niños.
En el mundo de los niños la vida es como un cine monumental. Se pueden vivir las más increíbles aventuras. Montar un número musical con baile improvisado o con estudiadas coreografías. Luchar contra animales salvajes o con seres de otros planetas. Surcar mares imaginarios a bordo de naves invencibles o asaltar castillos custodiados por dragones de siete cabezas.
Ojos ilusionados ante la flamante muñeca nueva. Esa caja llena de alambres, gomas y pegamento, que para sacarla de ahí se necesita la fuerza del imperio y la maña de un operario especializado en mecánica nuclear. Ese flamante vestido, ese brillante peinado, ese sueño fabricado por otros, de princesa, estrella del rock o monstruosa fashionista.
Despojadas del embalaje de la moda, liberadas de la presión de la norma establecida. Las chicas rubias son libres de soñar. Recordar levemente que un día fueron muñecas atrapadas en una caja blindada. O que un día quisieron ser sirenas, ver el mar y poder fundirse en él. Soñar siempre con los ojos abiertos. Siempre sonriendo. Siempre con su figura impecable. La única rebeldía permitida es el pelo alborotado. Y hoy el baño, un baño compartido, espuma y risas. ¿Juegas…?

©Texto: Mili Quijano
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

17 de diciembre de 2012 (352/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

La realidad es lo que la realidad hace. ¿Suficientemente rápida, corta,
rara?

©Texto: Ángel Arias
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

16 de diciembre de 2012 (351/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Sintió que todo lo que hasta entonces creía que era importante se resbalaba y caía haciendo un surco en el suelo. Donde alguna vez pensó que estaba su fin descubría ahora el rizo en el bucle. Tenía la sensación de que su vida era una rueda, una circunferencia que más tarde o más temprano volvía siempre al mismo punto. Quería salir de ahí. Sus pies sentían el relieve del suelo, la piedra gastada, el peso de la historia que sobre sus hombros parecía gritarle una y otra vez.
Necesitaba reflexionar. Quizá ya lo estaba haciendo. Había aprendido mucho, pero no a empezar de cero. No sabía resetearse. ¿Dónde meter tanto conocimiento, cultura, experiencia…? ¿Cómo mirar la vida con ojos nuevos? ¿Cuándo parar y soltar todas esas lágrimas que se amontonaban para brotar? ¿Por qué nadie le había dicho que esto podía pasar? Demasiadas preguntas y unos pies que no paraban. Respiración, pisadas y latidos marcaban un ritmo loco que se le antojaba macabra melodía. Y de pronto sintió que todo lo que hasta entonces creía que era importante se resbalaba y caía haciendo un surco en el suelo… Donde alguna vez pensó que estaba su fin descubría ahora el rizo en el bucle…

©Texto: Mili Quijano
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

15 de diciembre de 2012 (350/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Tú y tu silencio cancerígeno, me llevaron al ardor y al fuego infinito; amargaste mi lengua.

©Texto: Ariana Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

14 de diciembre de 2012 (349/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Un muro es una puerta que solo debería abrirse con la voz.

©Texto: Ángel Arias
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

13 de diciembre de 2012 (348/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Es mi sueño. Lo siento. A veces sueño imposibles. A veces no sé verlos. A veces no recuerdo lo que sueño.
Esa noche soñé con un viaje, o no era un sueño…tan real. Viajé a una ciudad desconocida, sola, con mi maleta cargada, cargada de cosas inútiles en ese mundo. En esa ciudad los carteles no eran luminosos, eran deslumbrantes. Las calles tenían un profundo olor a realidad, pero de esa realidad que nosotros no solemos conocer, porque si la conociésemos querríamos que fuera realidad siempre. Las ventanas tenían todas vistas al mar, bueno más que vistas tenían entrada directa porque no se distinguía en nada el aire del agua. Ya te dije que era mi sueño. Los veleros recorrían la mesa, cargados de dulces, quesos y buen vino. Allí la vida era sencilla. Tan sencilla como que no había diferencia entre vida o muerte. No había paso. Ni camino. Las personas del pasado aprendían asombradas de los jóvenes decididos que se animaban a contar sus historias, porque como era mi sueño, las historias eran muy importantes.Allí los niños no hacían más que aprender. Los mayores respondían a todas sus preguntas, pero no como si fueran superiores a ellos, sino a su vez respondiéndose a si mismos en todo lo que la cuestión les podía enseñar.
En ese mundo de ensueño me encontraba; de agua, aire, sol, día, noche, resplandor. Lo más curioso es que en ningún momento me sentía extraña. Realmente yo era parte de aquello. Claro, si era mi sueño…Me deslicé al apartamento de al lado. Allí mis vecinos, los cuales por supuesto conocía perfectamente, tenían una distendida conversación, copa en mano, mientras una familia de medusas azules, pero de un azul que no conocemos, porque si lo conociésemos querríamos que todo fuera de ese azul, hacían las labores de camareras…fue entonces cuando me desperté. O no era un sueño… Estoy deseando que llegue de nuevo la noche…

©Texto: Mili Quijano
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

12 de diciembre de 2012 (347/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Al caer la noche…

Llueve el cristal,
empaña los sentidos,
mientras ruedan gotas
que humedecen el rostro…
Llueve la copa
y al trasluz
los cambios de color,
evocan que antes del gris
hubo un arcoíris repleto.

©Texto: Natacha Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

11 de diciembre de 2012 (346/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Vayas donde vayas, allí iré contigo
Estés donde estés, allí estaré contigo
Seré vigía de tus pasos, para que puedas caminar tranquilo
Allá donde te encuentres, será donde esté mi espera.

©Texto: Cruz Santos
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

10 de diciembre de 2012 (345/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Solo los jueces quieren oír la verdad y nada más que la verdad.

©Texto: Ángel Arias
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

9 de diciembre de 2012 (344/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Olvido

Memorias ausentes,
intentando discernir
el significado
de los placeres de la vida.
Fragmentos que conforman la crónica,
ahora desfigurados en sombras.

©Texto: Natacha Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

8 de diciembre de 2012 (343/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Balancear el alma,
entre juegos y sueños…
saltos al abismo,
ajenos a lo venidero,
saboreando el presente.

©Texto: Natacha Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

7 de diciembre de 2012 (342/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

No espero, ni quiero, ni creo que vuelva o vuelvas, estoy aprendiendo a decirte adiós de la mejor manera… ¡aunque no lo merezcas!

©Texto: Ariana Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

6 de diciembre de 2012 (341/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Agua que cae hacia arriba. Ojos que nunca se cierran, adictos a la
electricidad.

©Texto: Ángel Arias
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

5 de diciembre de 2012 (340/366)

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De la serie “Placeres inmediatos”

Autorretrato.
Esta soy yo. Ya sé que no puedes verme. Pero te aseguro que estoy ahí.
Agudiza la vista. Puedes ver mi ropa. Mis vaqueros, mi camiseta, mis calcetines, mi chaqueta. Todo ello ahí desparramado, lanzado sin orden ni concierto. Abandonado. Es de noche y duermo, y mi ropa descansa aquí.
Agudiza el olfato. Huele a páginas y a letras. A libro recién abierto o a historia que me tiene atrapada. Me resisto a levantarme. Es que estoy leyendo y ahí se aferra mi cuerpo que en realidad levitaría y volaría al son de esa historia.
Agudiza el tacto. Siente como la piel desgastada del sillón te cuenta los ratos que paso en él charlando. Arreglando el mundo o caminando en mis adentros. Vertiendo mis sentires o escuchando a alguna amiga que elige mi oído para volcar los suyos.
Agudiza el oído. El café está subiendo y tengo que ir a apagarlo. Su aroma invade toda la casa. Si oyes chisporroteos, es la plancha que me reclama, doy la vuelta a los filetes. Y esos borboteos, ya…es la olla que en su alquimia crea pócimas de vida. Pucheros, cocidos y estofados.
Agudiza el gusto. Saborea la música. Invade todo mi cuerpo. Llega hasta el paladar. A veces es dulce y melosa sacando mi lado más tierno. Otras veces es tan doliente y desgarrada que sabe a sangre, puedo notarlo. Otras veces es tan chispeante y revoloteadora que me hace saltar, brincar…como ahora. Por eso no puedes verme. Estoy bailando.

©Texto: Mili Quijano
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

4 de diciembre de 2012 (339/366)

De la serie “Placeres inmediatos”

Solo queda el sonido de unos pasos presurosos alejándose,
como queda el eco continuo de tu voz,
en aquella habitación vacía…

©Texto: Cruz Santos
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

3 de diciembre de 2012 (338/366)


De la serie “Placeres inmediatos”

Tersura en la piel,
infancia que arroja el frescor de lo nuevo…
Esencia inocente,
que rellena los huecos de las entrañas.

©Texto: Natacha Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

2 de diciembre de 2012 (337/366)


De la serie “Placeres inmediatos”

Vértices del tiempo… ¿Quién va o viene?
No sé, pero hoy te espero…

©Texto: Ariana Martínez
©Fotografía: Javier Linares


365 ramas y 1 brote

1 de diciembre de 2012 (336/366)

De la serie «Placeres inmediatos»

¡Últimos 31 días de «365 ramas y 1 brote»!
A partir de mañana, y durante todo diciembre voy a contar con la inestimable colaboración de algunos de mis amigos que han tenido a bien expresar, a su modo, lo que le sugieren las imagenes de mi nuevo proyecto fotográfico «Placeres inmediatos». Un lujo que no podía imaginar cuando comencé este apasionante viaje en «La sombra del árbol».

 

Mi eterno cariño para Natacha Martínez, Ángel Arias, Cruz Santos, Oscar Plazola, Mili Quijano y Ariana Martínez.

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PLACERES INMEDIATOS O CUANDO MENOS, ES MÁS

Caprichosamente y sin haber podido evitarlo, la fotografía ha pasado a formar parte de mi vida de tal manera que se ha fundido con mi día a día, con mi sudor, con mis recuerdos, con mis risas, con mis dolores de espalda, con mis reflexiones, con mis dudas, con mis esperanzas.

A veces, la inmediatez de saber que has hecho “algo” y que lo has hecho bien, tiene una gran recompensa: sentirte feliz ahora, en el mismo momento; pero sobre todo, poder mostrarlo al mundo esperando que el pie de foto se llene de “me gusta”, añade valor a lo que haces porque, así, tu felicidad es compartida y es más.

Pero nada de esto se parece ni por aproximación al placer absoluto que supone para mi haber aprendido a escuchar a las cosas, a las personas, a la luz, a las nubes y a los charcos. Ir deambulando sin buscar nada en concreto, sin forzar el encuentro sino dejándote encontrar por las imágenes que nos estremecen y que la mayoría de las veces no sabemos ni siquiera por qué.

No es la primera vez que hago este tipo de trabajo. No es la primera vez que intento desnudarme. Aún recuerdo salir con la Kodak Strech de un sólo uso, sabiendo que lo que primaba no era la calidad sino los sentimientos que lograba atrapar con ella.

Al fin y al cabo la mejor cámara del mundo es la que llevas encima y el mejor sensor, tu corazón.

No sé si todos conocéis Instagram, una aplicación para móviles que te permite fotografiar y compartir, de forma casi inmediata. Es como jugar a ser artista, probar un filtro, y otro, y luego otro, y darte cuenta de que por mucho filtro que pongas es imposible llenar de contenido lo que vacio está.
Es entonces cuando vuelves a recordar dos de las cosas que en mi opinión no puede olvidar un fotógrafo: la primera, que en bolsillo de tu pantalón cabe una cámara, la cámara de tu móvil, y la segunda, que fotografiar no se trata de coger sino de soltar, desprenderte del frívolo peso que vamos acumulando, arruga tras arruga, para quedarnos con la esencia, y descubrir que, pocas cosas, llenan más que muchas, que menos… es más.

©Texto y foto: Javier Linares